11 ago 2009

ZZ TOP- TRES HOMBRES




La particular ambigûedad de la bonanza petrolera con los silencios de la frontera desértica, la cosmópolis que arde en progreso y el suburbio campesino que huele a chili con carne es aquella mixtura que permite a lo rural tomar fuerza entre el vértigo de los edificios de ciudades como Dallas o Houston, en el estado de Texas. 1973 es un año marcado en la órbita como el boom del rock progresivo (especialmente en Gran Bretaña) que compite con la fauna del glam, pero a ciencia cierta, es un año refugiado en la magia prolífica de grupos, solistas, géneros y sonidos innovadores que fueron la estampa viva de esta década. Entre esta parafernalia de propuestas sonoras, se destaca el reposado y no tan pretencioso rock sureño (hablando del sur de EEUU) que satisfacía oídos no tan barrocos y ansiosos de ver el reflejo de su cultura en muchas de sus canciones.

Uno de los exponentes más relevantes de esta tendencia es ZZ Top, banda de tres amigos originarios de Houston con el espíritu estimulado por los ancestrales blues y Boogie boogie, que comenzó a proponer un rústico -pero virtuoso-, sencillo -pero franco-, y agreste -pero cautivador- rock que resumía completo el entorno en el que se movían. Después de dos álbums de discreta aparición pública, el vocal y guitarra Billy Gibbons, el señor del bajo Dusty Hill, y el tambor Frank "Rube" Beard consignan un antecedente musical de memoria perenne con el trabajo Tres Hombres, título más que obvio al hacer alusión al poder que pueden engendrar los rugidos instrumentales de la entonces incipiente triada de barbudos de Texas.



Había que darle de comer a los jóvenes del Sur con melodías que alimentaran su estilo de vida, donde predominaba un sol castigador, cervezas impacientes, motores de autos ansiosos por dar rienda suelta a su libertad en cuatro ruedas, y obviamente, las imprescindibles chicas compañeras de atavío, diosas de provocación a la velocidad y a los encantos libidinosos. El rock de guitarras duras en algunas ocasiones y el blues nostálgico en otros trances son verdaderos soundtracks de todo un paisaje texano reseñado en diez piezas de gran destreza que vieron la luz gracias a la inventiva de Gibbons y su tropa y al amparo de London Records (sello de los Rolling Stones y John Mayall), que vio en ellos un potencial alto con todo el veneno sureño inyectado en las cuerdas de la banda, además de una carga notoria de blues en muchas de sus composiciones.

El resultado fue genial, pues llega a ventas con disco de platino -primer disco en su carrera con esta suerte- y, después de pasar por el número 54 en listados en 1973, se trepa hasta el 8 al año siguiente, consolidando su popularidad en el estado del Sur, y ampliando sus alcances a otros lugares como East y West Coast.

La influencia del blues es fuerte, a veces suena polvoriento y rugoso, a veces suena sofisticado y sensible. El disco abre con uno de aquellos blues rock intoxicados por una deliciosa pócima de armónicas y guitarras, "Waitin' for the Bus", su primer sencillo, una plegaria peatonal que puede ser manifiesto de cualquier trabajador en hora pico que espera un bendito bus que parece nunca pasará. El deseo es que la Divina Providencia le conceda un Cadillac para contrarrestar el mal del caminante, y viajar a gusto en su vehículo. Desde la perspectiva de esta letra es bueno anotar la afición desmedida de Billy Gibbons por los motores, especialmente por su Hot Rod Ford 34, que en los 80s pasaría a la fama por ser protagonista clave de sus videoclips. Desde siempre, Gibbons destila aliento a gasolina en su itinerante paso por las carreteras de la vida.

Y de la ostentosa velocidad pasamos a lo primario, con ese blues influenciado bastante por el sonido de Missisipi, "Jesus just left Chicago", segundo sencillo de Tres Hombres, una gran pieza que muestra la primera señal mística de ZZ Top en sus líricas, pues este Señor Hijo de Dios resulta que va de lado en lado haciendo su trabajo, recorre todos los puntos del país mientras Gibbons le canta "You don't have to worry cause takin care of business is his name". ("No tienes que preocuparte porque 'ocuparme de los asuntos' es su nombre"), y además ese ser glorioso convierte el barro en vino. No pareciera que estos chicos vaqueros tuvieran arraigadas creencias en Dios, pero sus letras dan a entender cierta cercanía religiosa en medio del hedonismo de los autos y las chicas. Ha sido versioneado por Phish en un modo más 'chillin', y recientemente, Billy Gibbons la interpretó en New York con otras leyendas del rock sureño, los Allman Brothers.

Y hablando de leyendas, los tres texanos tuvieron que pasar en sus comienzos por teloneros de gente tan importante a comienzos de los 70s como Uriah Heep o Alice Cooper, haciendo el soporte en el cuadro principal, mostrando su rock de etanol y sombrero. El tema más rockanrolero del álbum precisamente es "Beer Drinkers and Hell Raisers", perfecto para un desfile de harlistas o una caravana de autos de gran velocidad con chica y cerveza a bordo. Podría ser una directa apología a la tendencia Harley Davidson, estilo de vida del chico rebelde que vaga motorizado por todas las autopistas del estado, escoltado por despampanantes curvas (no precisamente las de la carretera), con una dosis de alcohol para desinhibir cualquier prejuicio y darle rienda suelta a la lujuria del camino. Uno de los pocos temas en que Dusty Hill toma el micrófono para asumir voz líder, y curiosamente, uno de los favoritos en todas sus presentaciones en vivo, sin ser jamás publicado como single. Esta bomba de riffs insubordinados ha sido de gran gusto para otros rockeros como Môtorhead, Van Halen y Tesla, quienes han realizado su respectiva versión de este clásico de neto rock and roll.

Gran parte del éxito de 'The little'ol band from Texas' como los llamaban algunos, fue su consistencia en su formación. Los tres miembros originales de la banda mantuvieron su puesto desde su primer trabajo en 1971, y aún siguen juntos, incluso con la compañía de su mánager y productor Bill Ham, eterno acólito de giras y grabaciones. Él también les hizo barra en la siguiente composición, la peculiar historia de "Master of Sparks", que narra las pilatunas de High Class Slim y algunos campesinos bravucones que obligan al pobre protagonista del relato a montarse en una jaula amarrada a la parte trasera de un camión y atravesar la carretera metido en ella. Si existen las chanzas pachunas, porqué no pueden existir las pilatunas texanas? A diferencia de los otros temas, este tiene ciertos riffs reminiscentes a una especie de Black Sabbath más pulcro y menos oscuro, es rock, pero su atmósfera marca una cadencia distinta en esta producción.

Entre las características principales de la sonoridad ZZ Top a comienzos de los 70s se notaba poco eco y mucho jam. Tres acordes básicos, con algunas variopintas en los solos, al estilo de bandas como Canned Heat. Sin duda, la influencia negra es visible, en especial en este tema casi gospel "Hot, Blue and Righteous", un cántico que invita al ángel a rescatarnos de la perdición, con coros arrepentidos que llaman al respeto Divino ("Stick by me and I'll be your guide."). Es el segundo manifiesto espiritual de los Tres Hombres, ellos aplican el famoso dicho de 'El que peca y reza, empata'. En una propuesta de blues minimal, la guitarra llora despacio mientras clama por un guía celestial que lo lleve a la luz.

Los dos primeros trabajos del trío se publicaron en 1971 (ZZ Top First Album) y 1972 (Rio Grand Mud), con una evidente influencia del sonido Rolling Stones, además de pertenecer al mismo sello disquero. La canción mas 'stoniana' de este trabajo abre la cara B del vinilo y se titula "Move me on down the line", con acordes y coros muy similares a los legendarios británicos, y con una letra que cala perfecta como campaña institucional de la Secretaría de Tránsito, pues previene a través de modos muy coloquiales los accidentes incitando a una conducción segura y cautelosa. Una vez más, la particularidad viene a calar en los relatos de las canciones de estos barbudos músicos.

La secuela temática del track anterior prosigue con "Precious and Grace", esta vez en un tono más inclinado al hard rock, con guitarras enérgicas y batería vigorosa, que contrastan con el tratamiento lírico, el cual habla del poder de protección del Grande mientras el Ford 34 recorre la impredecible carretera llena de obstáculos. Se mantiene la onda espiritual en este viaje por el Tres Hombres. La diferencia que marca esta tonada es su fortaleza instrumental, con gruesas apariciones de guitarra y bajo, dando presencia a uno de los temas más duros del LP.

Y viene el himno. Uno de los clásicos imprescindibles en un buen escucha de rock es "La Grange", el tercer sencillo lanzado de esta producción, de un solo acorde, con la suficiente categoría para desplazar cualquier melancolía y poner en sintonía hasta al más introspectivo. Riff rockerísimo que nos traslada al burdel en las afueras de La Grange, Texas, también conocido como 'Chicken Ranch', con las mejores pollitas del condado. De nuevo los ZZ pecan para empatar con esta incendiaria pieza que nos regala tremendo solo de un Gibbons inspirado en su Stratocaster 1955 diseñada (como la mayoría de sus guitarras) por el luthier John Bolin. La canción llegó a las listas de Billboard en el puesto 41 y los hizo conocer a nivel masivo, además de hacer parte del soundtrack de The Best Little Whorehouse in Texas, protagonizada por Burt Reynolds y Dolly Parton, y mucho más adelante (1998) sería banda sonora de Armageddon. Indispensable en vivo, cuando van por la mitad de la canción, hay un silencio corto y desde allí inmortalizan su frase de arranque, 'Hell Yeah'. Y no puede faltar esa influencia negra de blues, pues es inspiración basada en dos obras: el "Boogie Chillen" de John Lee Hooker, y "Shake your hips" de Slim Harpo. Inolvidable paseo por el desenfreno y la locura amable del rock and roll.

Cuando ZZ Top tuvo la oportunidad de hacer gira con los Stones en el Concert West y aún no eran muy reconocidos, el público repudiaba su imagen campirana, con su vestido vaquero y su profusa barba, e imaginaban algo muy ceñido al country o a una aburrida serenata norteamericana para abuelos. Los Tres Hombres cumplían con su labor en vivo y al final la gente rogaba por otra más. A partir de ese punto, fueron vistos con respeto lejos de su natal Texas y pudieron desfilar en muchas tarimas del Norte y las costas Este y Oeste. Un año y medio duró la gira después de lanzar su tercer disco, y seguramente tuvieron la oportunidad de cantar en escenario aquel homenaje a la aventura y a los viajes interminables, "Shiek", el guía oriundo de Mozambique que recrea paisajes de climas hirvientes y abre nuevos mundos a la pequeña geografía del no viajante. Reposado, muy al estilo de J.J. Cale, suena bastante ligado al sureño, pero con sofisticación. Hay una mención especial en la letra a la Coca Cola, salvadora de oasis en medio de la caldera climática de los 110 grados Centígrados del Congo. "Shiek" es una pieza caliente que viaja lento y busca reposo.

Después del viaje, la última parada en lo más profundo del ser para reflexionar a través del blues con sabor a gospel: "Have you heard?" es el último llamado místico de los de Houston, prefieren finalizar su álbum rezando para que el diablo no los coja en la carretera, y hacen un cierre que invoca al cielo e invita a los feligreses de la música a dejar el embrutecimiento y el placer a un lado para brindar apoyo al prójimo, un bonito y peculiar mensaje que Gibbons y sus muchachos profesan para quedar en paz después de tanto combustible, chicas y viajes. Otra vez presente el sonido Missisipi, en un blues casi ancestral apoyado en coros que podrían caber en alguna iglesia dominical.


Es curioso el contraste de las letras en todo el recorrido por el Tres Hombres, muestra de un equilibrio entre las fuerzas, que puede llamar a vivir la vida de buen modo, sin cohibirse pero tampoco sin excederse, ejemplo de Billy, Dusty y Frank, que también lograron establecer armonía en el sonido con mucha exposición al blues, pertenencia a su origen sureño y apertura al buen rock duro. Lograron hacerse tan o más populares que los Allman Brothers, y tuvieron la ventaja de no ser encasillados como el típico grupo de rock sureño y darle prebendas a las nuevas melodías, con los respectivos agradecimientos a la influencia de la música negra. Un trabajo consistente que no olvida las raíces, pero que da bienvenida a la modernidad también. Son Tres Hombres, incansables viajeros en la ruta interminable del rock and roll.

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