29 jun 2010

¿CON QUÉ SOÑABA KUROSAWA?

Lentas músicas pictóricas asoman con parsimonia ocho hermosos cuadros que alguna vez aparecieron en el subconsciente de almohada de un Akira que, como todos nosotros, también sueña. Son los Sueños de 1990 hechos película por parte de un representante japonés de gran valor en la cinematografía mundial.


El onirismo plasmado en la pantalla de sueños y pesadillas de un autor tan personal como Akira Kurosawa tiene que ser aplaudido varias veces, sus lienzos en movimiento son una viva muestra de un lente que da pinceladas de buen arte a ritmo pausado, sin apuro, y con toda la carga temática y audiovisual que requieren sus momentos en la película para comprometer al espectador y llevarlo a la emoción.

En el otoño de su carrera, el hombre de cine que venía de Tokio quiso hacer sus sueños realidad de celuloide y acoplarlos a un claro mensaje que tiene como propósito la reflexión ecológica, el aprecio del hombre por la tierra y el darse cuenta del daño que ha causado a esta, que más adelante muestra su consecuente venganza al sentir maltrato. Volcanes furiosos, tormentas inclementes y síndromes de post-guerra reflejan el eterno choque sostenido entre el hombre y la naturaleza, una lamentable contienda involuntaria de un hombre insensato y de un ambiente que no da su brazo a torcer e intenta pervivir a pesar del maltrato de su población.

En un juego de ir y venir de influencias de Occidente y de su tierra natal se ve rodeado de ayudas de los dos lados del mundo en ocho muestras de distinta índole, apoyado por la co-dirección de un Ishiro Honda famoso por sus monstruos Godzilla y sus superhéroes, la producción de un Steven Spielberg que lo admira -pero no sigue su estilo-, el aval de una compañía de efectos de George Lucas que materializa su mundo surreal, una fotografía impecable por parte de su acompañante Takao Saito quien vivió la gloria en los ochentas con el trabajo de 1985 Ran, y hasta un Martin Scorsese impulsado a la admiración del paisaje onírico en pinturas fílmicas y colabora como actor. La unión de dos mundos lista para hacernos soñar de deleite en pantalla grande.

La intimidante coreografía de los zorros del bosque

NIÑEZ MITOLÓGICA

Y en una especie de recorrido cronológico a través de estos Sueños, esta aventura visual inicia con "Llueve y Brilla el Sol", que en plena ambivalencia climática nos muestra un niño curioso que observa a través de la lluvia cálida la ceremonia matrimonial de unos zorros en el bosque, tema ligado a las leyendas japonesas. Pequeño entre la gigante espesura, frágil entre el poder musical y coreográfico de los personajes que ejecutan su rito, el niño aprecia con curiosidad la marcha sincronizada de las máscaras en el bosque en un magnífico compás de templanza y malicia, los kitsune o zorros se mueven con el rocío del arco iris de forma armónica hasta que descubren al diminuto fisgón y la intimidación es inmediata. La huída ingenua de la criatura es el abandono del suelo caliente de diluvio tenue para volver a casa y cumplir con un designio que no quiere consumar: En la puerta del hogar su madre le entrega una daga, cortesía de un zorro que quiere castigar su imprudencia, y debe suicidarse. El niño se ve condenado a morir con honor, pero prefiere terminar sus pasos refugiado en el arco iris, las flores coloridas del bosque tal vez tengan piedad de su indiscreción espontánea.

El entorno natural recreado a través de personajes míticos característicos de la cultura japonesa sigue reflejado en el segundo sueño, "El Huerto de los Duraznos". Otro niño, de misma pureza y congeniado con la naturaleza, sigue el rastro de una niña fantasmagórica que lo lleva al lugar de
origen de los duraznos en flor, que ha sido arrasado por la mano del humano sin piedad. Un verde vacío y escalonado es el escenario perfecto para la aparición de una corte real que juzga al niño por los errores del hombre, los duraznos en espíritu brindan una oportunidad de ver al infante una última vez el huerto vívido y esplendoroso: Una imponente coreografía de colores, movimientos y maquillajes crean un cuadro estupendo en un plano general que nos muestra un engranaje perfecto en la dirección, pura armonía entre todos los personajes que coreográficamente se desplazan en ese pesebre verde e invocan la vida que arrebató en algún momento la mano malvada de aquel lugar. La visión es maravillosa en la resurrección efímera de los duraznos en flor, el color salpica la pantalla con todo el preciosismo posible durante un instante. Pero los sueños sueños son, y la hostilidad de la tierra remueve aquel oasis paisajístico, queda apenas una esperanza, un solo duraznero que tal vez, invitando a la reflexión, nos deje disfrutar de su sabor un par de momentos más, antes del final.


El espíritu de las nieves perpetuas en plena tormenta

De un ámbito un tanto primaveral pasamos a un tosco espacio invernal en el siguiente sueño, "La Tormenta de Nieve", tratado visualmente en un gélido y nebuloso azul que peligrosamente se va acercando a un blanco impío y amenazante. Una tropa de montañistas ven que se va consumiendo su respiración en la niebla que estrangula sus esperanzas de llegar al campamento pronto, y todos deben caer rendidos ante el sueño mortífero de blanca desesperanza. Las agitaciones pulmonares de los actores son muy creíbles, el espectador se ahoga junto a su fatiga de buen diseño sonoro, el azul deja de ser pacífico y llama a la adversidad refundido en el frío intenso. Y viene la salvación, una vez más bajo el refugio de la mitología japonesa y el personaje de la Yuki-onna, que en dulzura camuflada quiere abrigar al líder de la expedición bajo su manto helado, en un hermoso cuadro musical que representa una especie de idilio invernal ante la mirada atónita del viajero, pero que se va transformando en algo macabro al revelar su verdadera naturaleza y mostrar su rostro de espíritu maligno de montes nevados y desaparecer bruscamente con los últimos rastros de la tormenta. El despertar es la consigna con el llamado de unas trompas triunfales para salvarse y finalmente, conquistar el campamento.


ADULTOS DE GUERRA

Poco a poco se abren entonces las marcas tristes que los Sueños revelaban a Kurosawa durante su vida, y aquí se toca un tema esencial en la historia del Japón que les afectó profundamente, la guerra. "El Túnel" es un camino hostil y peligroso, una estructura cóncava que invita a un oscuro destino mientras el caminante se desplaza con sus pasos de muerte en medio del panorama poco alentador, y un pastor alemán es la advertencia rabiosa de que algo macabro le puede esperar. Después de cruzar el túnel aparece un soldado maquillado de muerte mustia, esperanzado en regresar a la vida en una ruta que lo lleve a la luz de su lejana casa. El caminante lo reconoce como uno de los soldados de su antigua tropa de la que era capitán. El plano general de la distancia abismal entre el militar y la luz de la casa es evidente, aquella luz es el calor de la vida que alguna vez lo esperaba. Aparece luego el pelotón completo, una marcha danzante de espectros y fusiles que deambulan en la conciencia del capitán y lo obligan a sacudir su pasado. Es genial el dolor pálido que trae la imagen de la tropa completa que padece en la oscuridad del túnel esperando en una marcha eterna, zapateo que se cuela en la cabeza del caminante y que le exige enviar a su gente a un sitio donde sus almas puedan descansar. El perro siniestro despierta al hombre de aquella visión, hay un remordimiento rabioso al saber que envió a muchos ingenuos al camino de la muerte.

Una reproducción fiel del cuadro El Puente de Langlois

En la mitad de la película podemos admirar la vena artística que Akira nunca pudo explotar a través de la pintura, a pesar de que lo había intentado en su juventud, y ese desahogo bellísimo convertido en sueño de película es "Cuervos", el tributo a Vincent Van Gogh y uno de los más destacados Sueños a nivel audiovisual. Una exposición de arte del famoso pintor holandés hace vívida la experiencia de un aspirante a artista a través de sus cuadros, mientras busca conversar con el mutilado y carismático Vincent, interpretado por el mismo Martin Scorsese. El clímax visual es sobrenatural, con puestas en escena que recrean de forma magistral El Puente de Langlois y tantos otros brotes postimpresionistas que rodearon las caminatas del neurótico genio pictórico, campos de trigo excelsos que se desparraman en monumentales planos generales y se extasían de color, y en la ruta de la búsqueda del estudiante hacia Van Gogh se ven recursos geniales que mezclan bocetos y trabajos del artista con el estudiante en chroma, inquieto y fascinado con tanta belleza enfrente, y que finalizan su recorrido con el fatalista pero soberbio cuadro Campo de Trigo con Cuervos. En este Sueño, es más impresionante el trabajo audiovisual que el mismo parlamento de Van Gogh, y nos recalca el gusto que siempre tuvo Kurosawa por el óleo y los pinceles.

Después de semejante espectáculo de encanto visual, entramos a las pesadillas que produjo el tema más doloroso para la comunidad japonesa, la guerra nuclear y los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki. "El Fujiyama en Rojo" es una apología al holocausto nuclear y una venganza de la naturaleza en resentimiento por su maltrato. El rojo incandescente es el color furioso que predomina durante la erupción radiactiva que desemboca su cólera después de la manipulación nuclear de una planta contigua al monte más alto del Japón. El humo infestado de tóxico y muerte invade los cuerpos de los civiles, que desesperados se tiran al oceáno para huír. El recurso de los fondos impuestos, las maquetas y algunos juegos pirotécnicos son el apoyo para recrear el horror nuclear del momento, una persecución sin salida enmarcada en un rojo funesto, color de pesadilla que se confabula con el temblor de la cámara y crea esa atmósfera sin escape de esta parte del filme. Lo triste del asunto es que la pesadilla nunca provino del subconsciente, fue tan real como los 220.000 muertos en los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki en la segunda Guerra Mundial. Y contando...

¿Sobrevivientes? Desde luego, no todos murieron, pero viven consecuencias crudas, como en el siguiente sueño, "El Demonio que Llora", un dantesco cuadro que se remonta al erosionado y lastimado paisaje de la post-guerra, con un viajero perdido intentando encontrar algo de sosiego. Para su sorpresa se encuentra con uno de los seres que sobrevivió al ataque nuclear convertido en demonio, perturbado por las ondas radiactivas y sin ánimo de continuar su existencia, pero con la carga de una inmortalidad infeliz como castigo por desafiar la naturaleza. Los girasoles y dientes de león gigantescos son un angustioso retrato de la mutación, la tierra despojada de su esencia propone un apocalípsis venidero, y el descubrimiento del viajero del desespero y los lamentos diabólicos de los personajes que deambulan el paraje inhóspito crean malestar y miedo en el espectador, es un purgatorio donde las pobres almas no tienen otro camino que expresar su clamor a través de la rabia. Una pesadilla inquietante que logra recrear Kurosawa sin demasiados trucos, una buena locación, un par de maquetas y un maquillaje acertado, en conjunto con el miedo verosímil del viajero.

El cortejo fúnebre más feliz en la Aldea de Los Molinos de Agua

MADUREZ OPTIMISTA

Pero existe la esperanza. Y eso se comprueba en el último sueño, "La Aldea de los Molinos de Agua", un retrato idealista y hermoso de la vida a través del parlamento de un anciano que vive en un pueblo sin nombre. En medio de una magnífica estancia rodeada de casas de madera y molinos de agua, la conversación de un hombre citadino con el viejo habitante de la aldea nos invita a la reflexión. La tecnología, ¿Para qué? La luz solar es el regalo divino para trabajar en el día, el mejor transporte son los animales de carga, el combustible más efectivo es la leña, el reloj más exacto es el amanecer y el crepúsculo, la vida es más larga sin los artificios que ha creado la metrópolis, la respiración se hace más provechosa sin el smoke del tráfico y la vibración de los celulares. Un cortejo fúnebre de una mujer casi centenaria es el cierre de este sueño, una verdadera fiesta donde la muerte es un nuevo paso a otra vida después de haber existido provechosamente en la Tierra, y de nuevo, otra coreografía, esta vez dichosa, con algarabía ordenada, con felicidad encontrada en un territorio natural, en un lugar donde las corbatas, las bombas atómicas, los fusiles y las presiones de la vida moderna no existen. Un paisaje totalmente idílico y encantador.

Las visiones de este director japonés llevadas a gran pantalla son una perfecta justificación de su paso por este planeta y son una forma de contar la historia de su pueblo a través de aquellos juegos de subconsciente que atravesaron su almohada en algún momento. Además, van cicladas de modo ejemplar, comenzando por la niñez y los mitos y leyendas del bosque y otros paisajes, continuando con la adultez, el absurdo de la guerra y las secuelas que esta produjo, pasando por las influencias que se retroalimentan Oriente y Occidente (cabe anotar que Van Gogh fue un gran admirador del arte japonés, y que Kurosawa disfrutaba del cine occidental) y finalizando con el corte esperanzador que trae la vejez en el último pasaje, y el absoluto respeto que rinden todos los Sueños, sin excepción, por la Naturaleza. Lo que soñaba Kurosawa no es otra cosa que el mismo legado que ha transmitido su pueblo, sus penas, sus esperanzas, y la posible visión de un mundo mejor, y logró plasmarlo en hermosas pinceladas cinematográficas. Vale la pena soñar...

7 jun 2010

THE SMASHING PUMPKINS- MELLON COLLIE AND THE INFINITE SADNESS


Los jóvenes de todas las épocas siempre buscan expeler todas sus frustraciones, desbocarse en declaraciones que hablan sobre sus expectativas y sus miedos y valerse de alguna función artística para que el mundo lo sepa. Sin excepción desde mitades del siglo XX, a través de concepciones pictóricas, cinematográficas o musicales, las emociones de la juventud son plasmadas en retratos muy brillantes o muy mediocres de su existencia. Y la melancolía e infinita tristeza combinada con rabia impositiva noventera del grunge es un reflejo más de esta expresión tan necesaria en el hombre para que sea escuchado.

Toda la pataleta melancólica con aires de osadía proviene de un Billy Corgan norteamericano encerrado en profundos deseos nihilistas que, a través de la música, logró poner en evidencia el inconformismo de muchos jóvenes como él que apoyaban la incertidumbre del estado de sus cosas en aquel momento. No sólo en Chicago se vive esa tristeza.

CUATRO TRISTES CALABAZAS

Y es que eso venía desde los mismos comienzos de los 90s, solo hay que recordar su primer single "Tristessa", y algunos lloriqueos rabiosos del Siamese Dream, trabajo de los Smashing Pumpkins, representantes fuertes del final de la era grunge, que bajo el mando de Billy lograron establecer un conjunto que se refugiara en una especie de manifiesto existencial de 28 canciones que dieron vida a su trabajo más reconocido, Mellon Collie and The Infinite Sadness.

Las Calabazas listas para el éxito

A pesar de una desmedida adicción de tenerlo todo bajo su control y mando, Billy Corgan, después de asfixiar a su tropa con su megalomanía workaholic esta vez bajó la guardia y cedió momentos creativos al resto de su banda, el guitarrista James Iha, la bajista D'arcy Wretzky y el controvertido baterista Jimmy Chamberlin. Al unísono aplastaron calabazas y crearon ruidos monumentales de aire épico con la grabación de este trabajo en 1995, repartiendo el trabajo de almacenar las canciones entre los ensayos en garajes y el estudio profesional, todo bajo supervisión de dos productores, Flood y Alan Moulder, grandes contribuyentes de la causa melancólica.

Y eso que el ambiente se encontraba en tensión alta con un panorama poco alentador en el interior de la banda, Iha y Wretzky recién separaban cobijas luego de su relación sentimental, Chamberlin estaba colinchado con las jeringas y las botellas y Corgan sufría depresiones continuas y estados de ánimo muy variables, que lo llevaron a adoptar un nuevo look con su calva prominente y su emblemático buzo negro con la palabra Zero en el frente. Más nihilista hacia dónde.


LA CÓLERA DULCE DEL MELLON COLLIE

Octubre fue el mes señalado para el lanzamiento de un álbum doble, que sin esperarlo fue uno de los más exitosos de la década con 16 millones de copias vendidas largo y ancho del orbe, nominaciones múltiples a Grammy -con un solo premio, mejor performance hard rock con "Bullet with Butterfly wings"- y el aval de toda la crítica que se desparramaba en elogios mientras la gente se dedicaba a comprar el trabajo. Al fin el éxito global tocaba las puertas del mundo triste y complejo de Billy, superando las explosiones comerciales que dejaron antecesores como Nirvana o Pearl Jam.

Uno de varios premios en 1996

Pero el Mellon Collie no es un trabajo ligado directamente al grunge, el asunto musical es mucho más evolucionado y parte de dar apertura a distintos sonidos que pueden provenir de otras corrientes como el pop, algo de folk, el metal y hasta las orquestaciones. Variado y rico en muchos de sus temas, el álbum pasa de una tristeza sin reversa a una furia sin piedad, de la guitarra en una sola toma hasta overdubs de grabación con setenta tomas, de la voz dulce, muy lullaby de Corgan a sus momentos más coléricos, y de un Cd a otro, que con una repartición de a catorce temas busca un trabajo conceptual que no va en orden cronológico, y que propone la desazón y la esperanza en simultánea, con una dominancia de la incertidumbre emocional durante casi todo el álbum.

LA FRÁGIL RABIA

Aquel estado de impotencia rabiosa se refleja desde su primer sencillo "Bullet with Butterfly Wings"en el que Billy, aún con pelo encima, se pone su Zero en el pecho y sostiene su discurso en su eterna situación de fragilidad agobiante: 'Despite all my rage I am just a rat in a cage', frase que resume la idea de gran porcentaje del disco, donde esa opresión voluntaria se manifiesta con cada frase herida de sus líricas. Fue la última aparición de Corgan con compañía capilar en un videoclip de corte oscuro dirigido por Samuel Bayer, que se ubica en una mina con la banda en el centro y muchos de los personajes sufren frágiles bajo la aparente máscara de una profesión ruda y de mucha fuerza, los mineros encerrados en la jaula de tierra, que de algún modo también sufren los rigores existenciales de Corgan.



Y no es el único ejemplo de realidad furiosa: "Jellybelly" con sus guitarras casi metaleras es un aneurisma musical sucio donde la esperanza es tragada por la Bestia y no queda nada; en tonos de garaje muy alternativo "Here is no Why" reniega sobre una juventud vacía y sin propósitos; el genial destrozo musical que suscita ese bullicio furibundo de "Fuck you (an ode to no one)" que en posición de ataque destruye cualquier visión romántica de la vida; y se encuentra aquel vacío poético de su último tema sonado en USA, "Muzzle", que una vez más insiste en el tema del insignificante sentido de la existencia en el universo, una postura juvenil con la que muchos jóvenes del momento llegaron a identificarse.


LA MELANCOLÍA QUE DA FAMA

Enero de 1996 es el momento que encumbra a los Smashing Pumpkins: El lanzamiento de "1979", su segundo single, es el referente directo para comprobar que los chicos de las Calabazas estaban alejados del concepto grunge y era hora de replantear el sonido. Con el uso de samples, los beneficios de la tecnología y las iniciativas de Corgan y Flood en la producción, el último de los 56 temas propuestos para el álbum tuvo un cupo de salvación como colero, y curiosamente terminó siendo la canción más exitosa del grupo con números Uno rondando en listas, casilla 12 en Billboard, ventas muy beneficiosas para el grupo y un ejercicio de darle cabida al pop sin lastimar su propuesta original. Aquí Billy se remite a la nostalgia con su nuevo look de cabeza pelada en un video dirigido por Jonathan Dayton y Valerie Faris que muestra las incidencias de un grupo de muchachos que saben que no hay etapa más aburrida que la adolescencia y por lo tanto deben refugiarse en el placer de romper las reglas para no caer en el tedio y el vacío absoluto, algo que seguramente vivió el vocalista, y que recuerda sin cariño y sin agitación, más bien como un lamento.

Portada del single 1979

Y es que la melancolía tiene que hacer parte vital de este trabajo doble, pues si uno escucha el Intro, titulado como el álbum, damos pie a una tristeza inmediata con una tonada de piano realmente hermosa que despista al incauto y hace creer que el trabajo es puro soft rock; y los tempos pausados se acentúan en "To Forgive" con puro nihilismo de tragedia lenta donde el futuro no existe y los ánimos son gélidos pero la musicalidad es magnífica; los arpegios limpios de la guitarra lo confirman en "Stumbleine", que a pesar de su dulzura revelan un estado de veleta sin oriente, de juventud desesperanzada, de unos sueños que se pierden en un océano condescendiente que ahoga miles de penas juveniles.

UN ZERO A LA DERECHA

Pero su esencia grunge no podía dejarse de lado y su siguiente golpe en sencillos es un verdadero chirrido maravilloso, "Zero", la palabra himno de su gira posterior al lanzamiento de su disco, es protagonista en este ordenado berrido de guitarra manipulada tecnológicamente y que Billy llegó a llamar 'cybermetal' sin dejar de tener esos tonos grunge. Un video estéticamente provocador dirigido por Yelena Yamchuk, la novia ucraniana de Corgan en aquel entonces, con una fiesta elegante de estilo romano donde los Smashing son el grupo invitado y los asistentes se deleitan de forma morbosa y un tanto macabra y las miradas de los Pumpkins son intimidantes. Mientras todos se contagian del depravado y bien logrado momento musical, Corgan se desahoga en su distorsión vocal con analogías como 'Emptiness is Loneliness, and loneliness is cleanliness and clealiness is godliness, and God is empty just like me'.



La inconformidad y el enorme sinsabor de juventud no paran: "Where boys Fear to tread" abre el CD dos, es oscuro y hostil, trágico y asesino de amor, pura agresión bien fabricada; "Bodies" mantiene esa postura infernal (que en algún momento se vería con pasajes del álbum Machina) y es aquella fuerza detractora del amor, solo hay que escuchar la frase 'love is suicide', que tanto repite don Billy; "Tales of a Scorched earth" sigue despedazando recintos con potencia más metalera y en medio de su voltaje apocalíptico anuncia el caos emocional, 'because beyond my hopes there are no feelings'; y en una de esas grandes piezas de cabeceo desmandado y con un buen manejo entre momentos iracundos y otros más lentos, "X.Y.U." son siete minutos de una chica demente que quiere acabar con el universo y que llama al dolor, 'I hurt where I can't feel, I feel where I can't hurt". Pura potencia asesina o pura asesina en potencia, lo cierto es que estos temas pueden despertar todo el animalismo para el pogo y son aptos para el desmadre en vivo.

IDILIOS NOCTURNOS

El tercer single del trabajo es un experimento triunfal que construyó Billy Corgan junto a la Orquesta Sinfónica de Chicago, con impecables acuerdos de cuerdas y la creación de un híbrido orquestal pop rock que caló bien entre la audiencia y que marcó pauta de variedad musical en el doble álbum. "Tonight Tonight" impresiona por varios factores: Evidentemente el musical, con grandes juegos de redobles, cuerdas muy bien afinadas y limpieza en la ejecución orquestal; en el lírico, donde al fin Billy le da una licencia al optimismo y se redime de culpas para finalmente entregarse a su amada y culpar a la noche como su benefactora; y en el video, de muy buena factura, laureado, premiado y apreciado por propios y ajenos, con una referencia directa al Viaje a la Luna de Georges Melies, técnicas de cine mudo, telones y vestuarios acertados para recrear, y el ingenio de los mismos directores de "1979", Dayton y Faris listos para el aire fantasioso de comienzos del siglo XX donde un Zeppelin llega a la luna, donde los paraguas son armas que eliminan marcianos, donde Corgan, Iha, D'arcy y Chamberlin se visten a la moda antigua y se suben a las nubes para tocar el sabor de la gloria que les ofrecía su momento más virtuoso.



Los momentos idílicos son la contraparte a ese fatalismo triste de otras canciones, y aquellas atmósferas revitalizan un poco el espíritu del álbum en zonas de respiración musical con arreglos y trucos de producción. "Cupid de Locke" es un ensoñador tema repleto de arpegios y voces dulces, puro soundtrack angelical que se da un permiso para hablar de las diabluras de Cupido; "Galapogos" mantiene la misma suavidad, esta vez con el apoyo percutor de Chamberlin, y hace referencia musical a tiempos de canciones suyas como "Disarm", el amor esta vez es tema central no como un sinsabor sino como una oportunidad; "The Arms of Sleep" es un precioso coqueteo con el folk, en guitarras acústicas que sucumben al delirio del amor y a dejarse llevar por el pálpito que implora por Vida, una vez más patrocinados por la noche; "Beautiful", en tonos bastante pop y con uso de loops tiene coros de D'arcy y por momentos parece ronda infantil que se remite a verlo todo bonito; "By starlight", casi cerrando el álbum es una canción crepuscular en todo el sentido de la palabra que se esconde lentamente con el sol mientras aquel joven repleto de frustraciones y cuestionamientos llena sus vacíos con puro amor estelar.


INFINITA TRISTEZA

La tragedia que vivían las líricas de Corgan nunca se hizo realidad a través de su filosofía nihilista un tanto suicida, sino a través del exceso. En plena gira Mellon Collie and the Infinite Sadness Tour para el mes de julio del 96, las parrandas post-concierto del baterista Jimmy Chamberlin y el teclista de apoyo Jonathan Melvoin eran de tal voltaje que finalmente quemaron y fundieron las neuronas del músico de sesión en una sobredosis que combinó heroína y alcohol, y que produjo el deceso de Melvoin y la expulsión del grupo de Chamberlin -además de un arresto por posesión de drogas-, un fuerte golpe para la continuidad del tour y la actitud para seguir grabando material. Como reemplazo y sin mucho bombo llegaría Matt Walker. Las Calabazas fueron Aplastadas por aquel shock emocional.

Los Smashing sin Jimmy Chamberlin

Esta fue la razón por la que el último video promocional de los Smashing solo tiene a los tres miembros restantes, "Thirty Three" cuenta sin la presencia de Jimmy, y con toda la melancolía compleja del caso, donde la batería no tiene participación y el protagonista es un dulce y pesaroso piano, en un complejo juego de metáforas y discursos confusos que son tan extraños como su video, hecho en técnica stop-motion con imágenes de los Smashing en diferentes lugares y algunos cuadros bizarros que finalizan con una recreación de la carátula del álbum, una mujer envuelta en una estrella, ideas de la pareja Corgan-Yamchuk, y con la que cierran su ciclo audiovisual dentro del proceso Mellon Collie. Cabe anotar que las ilustraciones del cuadernillo del Cd son magníficas en su tono surrealista y vienen del genio creativo de John Craig, quien también había intervenido en el diseño de carátulas para Rod Stewart.


LOS DESAHOGOS EXTRAÑOS DE CORGAN

Aquellos matices líricos complicados y cercanos a la poesía y al onirismo tuvieron peso en piezas como "Thru the Eyes of Ruby" que se remonta al amor pero de una forma un tanto clásica, con el anillo como símbolo vital para una relación y con la inocencia como premisa para un amor puro y sin tentaciones, y la canción de desarrolla de forma elegante y progresiva, con pausas y momentos agitados, en un tratamiento muy pulido; el mismo tratamiento que recibe "Porcelina of the vast Oceans", casi una suite de nueve minutos con varios cambios de ritmo que navega tranquilamente en las aguas líricas de Corgan, quien tiene como aliado incondicional al mar para ahogar sus dolores y difuminar su futuro en la tranquila marea, un tema de corte muy distinguido que se cuela entre la agresividad rockera para brindar un poco de sosiego.

Billy Corgan es un Zero a la derecha

Y esas rarezas que no caben ni en un lado ni en el otro, punto abonado para el conjunto, por ejemplo con los sonidos de clavesín y el sonsonete de ronda infantil que trae el metafórico "We only come out at Night" con los murciélagos rondando toda la canción, amantes de la soledad, de la noche y aptos para aparecer en contadas ocasiones y extraer un poco de sangre del mundo exterior; y también el muy cyber "Love", que se acerca más a las bandas de rock industrial y nos habla de un amor bastante sintético y distorsionado entre efectos de voces y una producción que intoxica el sonido con flangers, una canción de amor confuso, manipulador e idealista en simultánea, infestado de deformaciones electrónicas dignas de un Marilyn Manson.


EL ARRULLO FINAL

Otra característica que vale mencionar son sus canciones de cuna, que son los cierres de los dos CDs, primero con una composición de James Iha cantada por él mismo, "Take me Down" en un tono muy arrullador hace un llamado al amor y espanta los demonios de Corgan, es la ternura en pasta que parece concebida para otro álbum de otro artista; "Lily (my one and only)", un poco cercana al country combinada con canción infantil, que mantiene la premisa del amor, y esta vez con nombre propio a quien dedicarlo; y el bello lullaby "Farewell and Goodnight" en el que intervienen las voces de todos los integrantes del grupo y es un arrullo final que brinda serenidad y certidumbre, la convicción del rescate de la inocencia entre tanta melancolía, la forma más sublime de embellecer la infinita tristeza.

Portada del sencillo Bullet with Butterfly Wings

Con el tiempo este trabajo doble vendería más copias y se convertiría en referente obligado sobre el desarrollo de la escena alternativa de los noventas, y el grupo cambiaría de estilo, de miembros y de atuendo, y darían más cabida a los elementos electrónicos abandonando esa templada furia que ofrecían sus instrumentos básicos. Pero el factor desesperanzador de muchas de las letras de las canciones finalmente salió derrotado por el idealista arrullo de un buen disco que le ganó la batalla a la tristeza. Mas no a la nostalgia que hoy día invade a muchos seguidores de aquellos Smashing Pumpkins, quienes no han vuelto a publicar un disco tan sentido y compacto como este Mellon Collie and the Infinite Sadness.