25 mar 2011

EL ARTE REPULSIVO DE VON TRIER

El Dogma 95 se fusiona con la enorme destreza de un director de fotografia. La naturaleza humana llevada por el instinto se funde con la racionalidad. El orden se transforma en caos, este explota, y vuelve el orden. El dualismo se apodera de este impactante film del danés Lars Von Trier, que como de costumbre, vuelve a retorcer las entrañas cerebrales de los espectadores, esta vez de forma más gráfica y con el ingrediente acostumbrado de la actriz femenina en la postura emocional más difícil de asimilar y con un entramado psicológico que termina siendo complejo y no muy fácil de tragar.

Lars Von Trier, experto en repulsiones fascinantes.

Las mujeres parecen ser el blanco de gran marca en las cintas de este enfant terrible del cine. La pobre (y tremenda) Björk fue sometida a una dirección inclemente para cumplir con el rol de la inmigrante ciega que comete un crimen con suprema ingenuidad y es condenada a muerte en Dancer in the Dark (2000); Nicole Kidman encarna una mujer con un pasado oculto que termina siendo la escoba y el trapo sucio de un pueblo entero en Dogville (2003) y una esposa que sufre el dolor profundo de la pérdida de su hijo -Charlotte Gainsbourg en gran interpretación- y lo compensa a través de ataques histéricos y lujuria sin límite en Antichrist ( 2009). Todas tienen en común la palabra sufrimiento, personajes de apariencia pacífica que terminan distorsionándose con el paso de los minutos. Y es que parece que Von Trier tiene una fijación por las conductas femeninas y la cuenta de cobro que les ha pasado Dios por ser las autoras materiales del pecado original.

Una pareja que vive el duelo de la pérdida de su hijo se refunde lejos de la civilización, en el bosque precisamente, para superar miedos y sobrellevar el dolor. Willem Defoe cumple con el papel del hombre racional, un terapeuta que esta vez se va a encargar de suplir los requiebros de su cónyuge a través de trucos propios de psicólogo. Charlotte Gainsbourg es una mujer marcada por el instinto y el impulso, afectada por una tesis que estudió sobre el genocidio de mujeres y la quema de brujas en el siglo XVI. Y obviamente por el duelo de su pequeño fallecido. Entramos en el continuo desafío entre la razón y el instinto.

Lluvia de bellotas. La naturaleza ataca y confunde a Willem Defoe.

"La Naturaleza es la iglesia de Satanás", afirma el personaje femenino. Como si Dios mismo hubiera condenado al Edén al libre albedrío del instinto, entregándolo a una visión paralela de un Anticristo donde caben acciones como el maltrato al ser humano y el sexo lascivo en exceso que pulula en cada rincón de las hierbas y los árboles. El hombre (Defoe) confronta toda esta maraña discursiva a través de su raciocinio y el debate se desarrolla durante la mitad de la película hasta que los papeles cambian, la mujer (Gainsbourg) parece perder el miedo y se entrega a la naturaleza de forma consciente, y el hombre comienza a sentir el deseo esquizofrénico de abandonar la razón y entregarse a los impulsos a través de sus visiones. Cuando la balanza cambia, los personajes finalmente sucumben a la animalidad mediante los más conocidos aspectos en los que los humanos nos le parecemos: El sexo sin prejuicios en el lugar que sea, y la territorialidad o lucha de poderes, en donde el animal más fuerte es el que sobrevivirá.

Pero el ingrediente que causa los escalofríos de este discurso psicológico audiovisual es la misma Naturaleza. Es el tercer personaje, contundente, violenta, impetuosa y apocalíptica. Parece ser la conductora hacia la locura de la mujer, la que llama a la lujuria desenfrenada, la que se hastía de los protocolos de la conciencia. En la escena del viaje vemos un verde retorcido que cubre rostros femeninos refundidos en desespero y muerte mientras va andando el vehículo. Y las representaciones animales no pueden ser más repugnantes: Un ciervo cargando su propio hijo abortado, un pájaro que devora su propio hijo, un zorro que se carcome las entrañas y promueve la frase 'El caos reina', son esas señales explícitas de que el cosmos puede ser el mismo Anticristo.

Charlotte sumergida en un bosque surreal.

La fotografía es impecable cuando dejamos el Dogma a un lado y dejamos intervenir la mano casi divina de Anthony Dod Mantle (Slumdog Millionaire, El Último Rey de Escocia) y nos hace aquella propuesta en blanco y negro del prólogo y epílogo, donde el coito de pareja es sensual y tierno al tiempo, donde la muerte del infante es lenta y de hermoso dolor, donde el orgasmo es el comienzo y el final de una vida, con la complicidad auditiva de la melodía de "Lascia ch'io pianga" extraída de la ópera Rinaldo de Händel, que hace más emotiva la escena. Cabe destacar los fragmentos de terapia psicológica donde la mujer se sumerge en aquella neblina surreal y camina por el bosque, en un tratamiento visual de observación discreta, lejana, lenta, un tanto gótica, con la expectativa de un pronto ataque del universo nebuloso que se trae el subconsciente de una esposa atacada por sus miedos y remordimientos.

Los Tres Mendigos anuncian la hora final.

La historia tiene tres episodios divididos en sensaciones nada amables: Dolor, Sufrimiento y Desesperación. De allí el origen de los tres mendigos, personificados por el ciervo, el zorro y el cuervo. La parte más confusa de digerir del guión, pues nunca se presta para ser bien sugerida y se sujeta a simbolismos y a la visión de una constelación que anuncia el fin de una vida. Aquellos animales hacen parte de esa naturaleza instintiva que se devora todo lo que se asoma a ella, pero aparte de presenciar el acto de la muerte, no logran justificar del todo la propuesta temática de estos en la película, lo que la hace compleja y un tanto borrosa. Para los espectadores que gustan de las interpretaciones subjetivas, no hay ningún problema. Para quien quiera la total justificación a través de los hechos, van a quedar un par de dudas.


Lujuria en el bosque. La naturaleza gana a través del instinto.

De lo que no hay duda es de la atrevida postura visual del director danés, que le apuesta a apartes gore y pasajes cercanos al porno, y claro, no puede abandonar su gusto por el Dogma, con movimientos de cámara nerviosos y pasajes oscuros que invocan a la ansiedad. La imagen explícita es platillo de deleite para el morboso y motivo de excomulgación para el sensible. Y la post-producción de sonido es macabra, acompaña en compases minimales y tétricos los cuadros grotescos que expone el film. Ver un golpe de tabla en los testículos provoca la inmediata transmisión del dolor, un pene que eyacula sangre llama al instante a la muerte, o el tijeretazo que desprende un clítoris persuade a desviar la cabeza de tal escena tan gráfica, pero este par de momentos (entre otros tantos del film) pasarán a ser parte del arte, tan repulsivo como inolvidable por obra y gracia de don Lars.

Lars von Trier's Antichrist - Official

Trailer
from Zentropa on Vimeo.



La sinrazón domina el último tramo de este rollo pseudoapocalíptico. El caos reina como lo profetiza el zorro parlante que carcome sus entrañas. La naturaleza gana, donde al parecer está compuesta de miles de mujeres que llevan el mal dentro, donde esa maldad la transmite el bosque y absorbe animales, plantas, humanos, directores cinematográficos y espectadores incautos que pueden salir de la sala o de la cama convencidos de que el Anticristo está presente en cada esquina de nuestra respiración, y que está ligado a la conducta milenaria de la mujer, que desde el mismo Edén, nos conllevó al pecado. Una vez más, Lars Von Trier logra retorcer nuestras cabezas devolviéndonos a la misma esencia de las cosas donde no existen los pensamientos, solo el estímulo instintivo, el llamado a la primigenia animalidad de la que no podremos desprendernos jamás.

13 mar 2011

ELVIS COSTELLO & THE ATTRACTIONS- ARMED FORCES





El punk empieza a decaer junto a la década de los setentas pero no deja de hacer mella en todo lo que se le atraviese, y dejará consecuencias para futuras generaciones que quieran tomar las guitarras y emprender líricas con trasfondo político. Junto al declive de las crestas y la anarquía va floreciendo el new wave, que cambia la estética, el concepto y el modo de manejar los instrumentos, con más frescura, elaboración y accesibilidad auditiva para distintos grupos objetivos. Como en la mayoría de los casos la germinación de este género tuvo lugar en Inglaterra con gente como XTC, Blondie, The Police o The Jam, quienes ayudaron a darle una cara más amable al punk con armonías más pop pero sin perder su furia esencial. Entre este nicho de gente que quería transgredir la trangresión también apareció el señor Declan Patrick Mc Manus, mejor conocido como Elvis Costello.



Proveniente de Paddington en Londres, este tipo de lentes gruesos y porte inofensivo llevaba dos trabajos publicados para 1979 -uno con su banda The Attractions- y tenía marcados esos indicios de punk rabioso a lo Sex Pistols, pero sin despeinarse a lo Buddy Holly. La oscuridad que traía consigo de sus producciones anteriores contrastaron con la luminosidad de un conglomerado de temas matizados con la más amplia finura pop en Armed Forces, un LP construído en seis semanas bajo la producción de Nick Lowe y compuesto de doce canciones de tono accesible, con la convicción de mantener disertaciones de corte punk en las líricas.

Elvis y sus tres Attractions

La gran diferencia con sus discos anteriores se dio en dos factores esenciales que convertirían esta obra en una de esas intocables de la historia de la música: El trabajo en arreglos que hicieron al álbum de fácil acceso y sonoridad pop, causa y efecto de los teclados de Steve Nieve, la siempre destacada aparición del bajo de Bruce Thomas y el compás de la batería de Pete Thomas que nada tenía que ver en consanguinidad con el bajista, pero tenía todo que ver en el asunto de conformar The Attractions. El segundo factor fue el intrincado pero fascinante modo de componer de Costello, quien se tomó la molestia de crear un universo paralelo entre el mundo de la política y las relaciones sentimentales, jugar con sus cotidianidades, problemas y visiones y hacer un verdadero scrabble de la lírica hasta deleitar a los más incautos y conquistarlos a través de su discurso cantado. Cosa que fue mucho más contundente que su misma música.

La cuota de aporte en composición sabía enlazar muy bien las decepciones sobre el amor, la sociedad, la guerra y el sistema de un modo metafórico e ingenioso en la rima- de hecho el trabajo se iba a titular Emotional Fascism en principio-. Las descripciones de Elvis en su papel de víctima y victimario congregaron una legión de fieles que le llevaron al estrellato con este tercer LP, que consiguió llegar al N 2 en el Reino Unido y atravesar el Oceáno con éxito para colarse en USA sin problema en el Top Ten de Billboard y posicionarse con ese new wave que llamaba a la transgresión.



El zarpazo de imaginación dulce en melodía y mordaz en letra se viene con el primer sencillo del trabajo, "Oliver's Army", un pop llevadero con arreglos introductorios de piano que evocan el "Dancing Queen" de ABBA y que hacen tan fácil su escucha que cualquier abuelo de mecedora lo disfrutaría en su tarde de reposo. En medio de su mansedumbre musical se viene un mensaje fuerte y contraventor que se refiere al conflicto de la ocupación inglesa en Irlanda del Norte, en el que la Armada de Oliver llega para causar represión y pánico en una tierra que clama por la independencia política (algunos sugieren que el tal Oliver evoca al Cromwell del New Model Army). Las vociferaciones que levanta este discurso cantado tiene tanta relevancia que logra tocar las fibras de las disputas en otros lugares del mundo como Palestina, Sudáfrica o las diferencias entre las Alemanias Oriental y Occidental. Incluso, Costello se da el lujo de comparar el maltrato irlandés con el de los afro en América: 'All it takes is one itchy trigger/ One more widow, one less white nigger'. La canción termina bien librada y camina exitosa por los listados británicos, siendo superada únicamente por "I will Survive" de Gloria Gaynor.

El álbum está impregnado de ese matiz social de incomodidad. Las políticas de subordinación y disciplina a ojos cerrados quedan mal paradas con "Senior Service"que con ingenuidad incisiva expone esa visión de provecho del sistema: 'They took me in the office and they told me very carefully the way that I could benefit from death and disability'. Lo curioso es que logra calar las fibras en medio de una canción que tranquilamente puede sonar en la disco a medianoche y que incita a una especie de "baile protesta", puro new wave con trasfondo. Y para mantener el foco en los peligros que se trae el establishment se puede escuchar "Goon Squad", más cercano al rock y a los primeros años de Costello en su discografía, reafirmando su odio por la opresión del sistema militar y la imposición de las doctrinas.




Mientras mantenía su enojo con desparpajo en estas canciones de sonidos inocuos, The Attractions también se tomaban su tiempo para renegar de la vida sentimental. Como en "Accidents will Happen" que se refiere a la infidelidad y la culpa a través de metáforas, segundo sencillo del trabajo que apenas llegó al 28 en listas de Reino Unido, pero fue un manifiesto emocional que marcó a sus seguidores y hoy día sigue siendo de alta escucha para ellos. Y ese desencanto se sostiene sobre el new wave de marcado tono funky en "Mood for Moderns", que reitera la separación, la inutilidad de una relación donde se pronuncian las diferencias y no existe el sentido de pertenencia de pareja: 'I let you into a foreign fingers'. En medio de todo, Elvis Costello le sonríe a la pena con música.

La armonía de bajo y piano entonan su mejor canción en "Party Girl", que al parecer fue compuesta gracias al romance que sostuvieron Costello y la modelo Bebe Buell -madre de Liv Tyler- y que describe con tono balada rock la desesperanza de una chica dedicada a los eventos sociales, apropiarse de unos cuantos prospectos masculinos y enredarse en la telaraña de las frívolas relaciones de farándula que duran dos parpadeos. Elvis lo desmiente pero nada encaja mejor. Y como sonido curioso el final glorioso de esta hermosa balada con aquel dejo a "You never give me your money" de The Beatles si se presta atención.

Los estereotipos son material providencial para la composición del LP, pues aparecen prestos para ser vapuleados en el discurso de Costello en "Big Boys", una dura bofetada a la vanidad fútil de los cuerpos aprisonados en músculo hirviente, 'Worrying about your physical fitness/Tell me how you got this sickness'. O castigando la ansiedad de la lujuria compulsiva, "Busy bodies" con ese teclado onanista que añora las imágenes de las chicas del auto-lavado y la frustración del incalcanzable beso de aquellos cuerpos que te conducen a la nada mientras la canción se resuelve en reminiscencias sesenteras y sonidos del ayer. También pasa por allí esa tonada embriagada involuntariamente de una fusión entre el vals y la ranchera en "Sunday's Best" que fulmina con lucidez cómica las bases del materialismo y se encarga de reducirlas a su expresión mas desagradable.



El álbum se enlista en una objeción en muchos sentidos a muchas convenciones. Desde las posturas del sistema, de los seres humanos, de los principios, de las estructuras que el hombre fabrica. Y entra en conflicto como en "Green Shirt" que en tono marcial nos alerta del peligro del manejo de la información. Y con éxito logra mezclar escenarios distintos, un coctel de dualidades sociopolíticas como en "Chemistry Class" que revuelve los experimentos de tubo de ensayo con los amores que nunca llegaron a la ebullición, 'You don't know what you started when you mixed up with mine/are you ready for the final solution?', o la genial "Two little Hitlers" que con éxito compenetra un tema de 'política de pareja' y exhibe la lucha de poderes e intereses y la interminable búsqueda por un equilibrio en esta contienda de partidos sentimentales y la música se funde en tonos de rocksteady al mejor estilo new wave.

Uno de aquellos grandes himnos que se recoge dentro del historial del rock curiosamente no fue incluído en la versión del LP para Inglaterra, "(What's so funny bout) Peace, Love and Understanding)", esa perfecta reflexión punk de visión no tan optimista que diera una mirada general a la situación del mundo en 1979 -y hoy día vigente- donde el sueño de un mundo en armonía cada vez es más distante. Con la ayuda productiva y escrita de Nick Lowe se logró este manifiesto que ha inspirado muchos más interrogantes en la música escrita, y que se sostiene como una de las favoritas en vivo para el Elvis que si está vivo.

¡Elvis está vivo! Elvis Costello en vivo en Londres

Ediciones, reediciones, adiciones, suplementos, temas en vivo y agregados interesantes han sido parte de los continuos remasters de Armed Forces que tiene un gran plus ante muchos de los trabajos publicados en la época y es haber sostenido aquella prédica punk con tacto y mordacidad perspicaz mientras tomaban la alegría de la nueva corriente musical y aliviaban el golpe lírico con mucha frescura, teclas lozanas, bajos inteligentes y guitarras vivarachas. Nunca antes se había escuchado la juerga con tanto sentido crítico, para eso nació Elvis Costello.